viernes, 14 de octubre de 2016

Pongamos todo en un nivel.
Digamos que no me importa.
Digamos también que es algo fácil de evitar, como siempre.
Digamos que quizás esté comiendome la cabeza sola.


Digamos que puedo confiar...


Vi la palabra X y se me vino a la mente bocha de cosas, deseos, ira, euforia . . .
En ese momento no reaccioné, por qué?

No pude, o simplemente me hice la  tonta, no tengo idea.

Ocultás todo, absolutamente todo, entonces por qué debería abrirme?
Por qué debería importarme?

Estaba intentando dormir dos horas, me recosté en mi cama con un pico de ansiedad horrible del no saber qué carajos estaba pasando, escuché una voz, te juro era una voz dentro de mi cabeza y no era la mía.


"Aun sigue . . . . ! "
Abrí los ojos y fue todo un flashback automático, de posibilidades, de odio, de desconfianza.
Y es lógico, en realidad es muy muy lógico.

Pero yo podría hacer lo mismo, sabés?

Bueno no, solo lo haría porque soy mala.
Muy mala.


Tantas posibilidades, MUCHAS CHANCES.

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